martes, 20 de enero de 2009

El último maullido de la moda

En Japón están en boga los 'Gato-Cafes'. Pero no sólo la compañía de felinos está disponible para alquilar por horas
Lola es una belleza y ella lo sabe.
Los clientes pagan por horas para disfrutar de su compañía. Usualmente se conforman con acariciarla, y ella a veces recompensa a sus favoritos apoltronándose cómodamente encima de ellos con los ojos cerrados, pose que a veces adopta para los fotógrafos.
Lola es una gata persa que puede alquilarse en el Ja La La Café, en el bullicioso barrio de Akihabara, en Tokio, la capital japonesa.
El negocio forma parte de la moda en auge de los "Gato-Cafés" que prestan a los clientes un servicio rápido, pero íntimo, con mascotas entrenadas.
Cuando visité el café había 12 felinos y siete clientes, la mayoría hombres solteros.
Un hombre, de escasamente 30 años, trataba de atraer a un ejemplar de gato de Angora sirviéndose de un ratón de goma.
Yutsuke, quien habla con ceceo, es una persona tímida que desearía tener un gato como mascota, pero sus frecuentes viajes de negocios se lo impiden. Como vive solo, Ja La La Café es su oportunidad de disfrutar de los felinos.
Más que gato
La compañía de un gato se cobra al equivalente a US$10 la hora.
Pero la puesta en boga de los "Gato-cafés" no es más que la punta del iceberg de un fenómeno mayor.
Aquellos que no se sienten particularmente atraídos por los felinos tienen también oportunidad de disfrutar de otro tipo de mascotas. Y esto incluye conejos, hurones y, para los más exigentes, hasta escarabajos, que resultan más baratos.
Hay más de 150 compañías en Tokio que tienen licencias para alquilar animales de varios tipos, y como podría suponerse, los perros están entre los más populares.
El procedimiento con los canes es el siguiente: primero uno paga un depósito y luego la tarifa. Entonces recibe una correa, papel higiénico y una bolsa plástica, además de instrucciones sobre cómo tratar al nuevo amigo de cuatro patas.
Kaori es una mesera atractiva que suele, en las tardes de domingo, pasear por el parque a un Labrador si el clima lo permite. Si llueve, ambos se acurrucan frente al televisor en el apartamento de la chica.
"Cuando le miro a los ojos pienso que es mi perro", dice Kaori. "Pero cuando lo devuelvo a la tienda, él corre y mueve la cola para saludar al próximo cliente. Entonces me percato de que es sólo un perro de alquiler".
Compañía por dinero
Pero no es sólo la "lealtad" de los animales lo que se puede conseguir con dinero.
Hay toda una "industria" que ofrece compañía pagada, aunque vale aclarar que sólo una pequeña parte está relacionada con el sexo.
En estos momentos son muy populares los Campus Cafés, en los que los hombres socializan con estudiantes universitarias, y son más baratos que los clubes en los que políticos y empresarios beben whisky con mujeres en kimonos.
La mayoría de las chicas en estos cafés confortan únicamente con sus palabras.
Y más sorprendente puede resultar una empresa dedicada a alquilar "parientes".
Esta se sirve de actores que desempeñan los papeles de familiares distantes lo mismo en bodas que en funerales y quienes, por una tarifa extra, hasta pronuncian discursos.
"Hagemashi Tai", como se llama la firma, lo cual puede traducirse como "Quiero alegrarme", también renta "esposos" y "padres" temporales.
Un "padre", por ejemplo, puede ayudar a los niños a hacer las tareas escolares, llevarlos al parque, mediar con los maestros y hasta intentar solucionar disputas de vecinos.
El señor M. O., natural de Shizuoka, cerca del Monte Fuji, requirió los servicios de la compañía porque necesitaba "un padre". Ciego de nacimiento, él dice tener conflictos interiores que no ha podido solucionar con padres o maestros. "Me contuve porque no me sentía capaz de lidiar" con las críticas que éstos le prodigaban.
"Normalmente no me abro con un desconocido", dice, pero con el padre de alquiler no ocurrió así. "Sentía que hablaba con un padre real. Usaré el servicio otra vez".
Además de "padres" también se alquilan "madres" que ayudan a las mujeres a discutir, por ejemplo, problemas matrimoniales.
No sólo "madres". También "esposos". A éstos apelan mujeres a punto de contraer matrimonio, para ensayar la vida de casada, aunque no está claro si la parodia incluye seducción o labores domésticas.
Lo cierto es que la soledad es un problema que encaran muchos en estas islas densamente pobladas. Y que muchos japoneses parecen creer que, en las circunstancias adecuadas, el dinero puede tornar en amigo a un extraño... al menos por unas horas escurridizas como un gato.

domingo, 4 de enero de 2009

¡Hable con su perro!

La buena comunicación es fundamental para mantener una relación gratificante con su mascota, y en la conversación deben participar las dos partes. Aquí van algunos consejos para que le transmita lo que quiera a su perro y para entender qué le “responde” él.
Dé órdenes cortas y simples. Los perros comprenden el habla humana guiándose por sonidos bien diferenciados. Lo ideal es emplear palabras breves que terminen en una consonante pronunciada con claridad.
No repita. Las órdenes verbales deben decirse solo una vez para que surtan el máximo efecto. La mayoría de los perros tienen mejor oído que las personas y pueden recordar una palabra hasta por dos minutos. Si su mascota no lo obedece, no es que no lo haya oído… ¡sino que no estaba prestando atención!
Enriquezca el vocabulario de su mascota. Los perros pueden entender cientos de palabras, siempre que cada una esté relacionada con un objeto o una acción específicos. Si bien estos animalitos no comprenden oraciones enteras, son capaces de identificar el tono de voz (alegre, triste, preocupado) y responder de acuerdo con este.
Utilice el cuerpo. Estudios recientes revelan que los perros entienden nuestros gestos y lenguaje corporal. Al señalarle algo con el dedo, el perro no va a pensar que estamos imitando a la Estatua de la Libertad, sino que mirará hacia donde estamos señalando.
Escuche con atención.
El ladrido tiene un significado. Muchos dueños de perros afirman que por el tono del ladrido de su mascota pueden deducir si la persona que se acerca a la casa es un conocido o un extraño.
Observe la cola. Una nueva investigación demuestra que cuando un perro mueve la cola con cierta inclinación hacia la derecha significa que está excitado y feliz de vernos. En cambio, si la cola tiende a moverse hacia el lado izquierdo, quiere decir que está excitado pero inseguro o temeroso. Dado que puede resultar difícil notar la diferencia, conviene interpretar cualquier meneo dentro del contexto: si un perro mueve la cola pero gruñe, es mejor mantenerse a distancia.
Mírelo a los ojos. Un parpadeo rápido es signo de nerviosismo o de reflexión profunda. Un perro que parpadea con rapidez luego de haber recibido una orden está decidiendo si va a obedecerla o no.
Interprete sus lamidos. Los cachorros lamen el hocico de la madre para inducirla a regurgitar comida para ellos. Cuando un perro lame a una persona, le demuestra sumisión o deferencia.
Permítale apoyarse. Cuando el perro se apoya en la pierna del dueño, le está pidiendo protección en una situación en la que se siente amenazado. Esto es bueno –que el amo esté a cargo–, pero recuerde que el perro cuenta con su dueño para sentirse a salvo de nuevo.
“Lea” el mensaje de su mascota. Ya sea que lo llamemos pis-mail o graffiti canino, la marca con orina es un importante sistema de comunicación para los perros. Puede indicar territorialidad, actitud posesiva u hostilidad. Si descubrimos en qué lugar deja su marca, tal vez seamos capaces de entender el motivo de su inquietud y ocuparnos del asunto. Y si un perro nos empuja suavemente con el hocico en la zona de la entrepierna –o en otra de nuestras partes ricas en feromonas–, solo está tratando de llegar a conocernos por nuestro aroma.
Por el Dr. Nicholas Dodman, PARADE MagazineFoto: AP Photo/Aaron Favila